Capítulos:
- ¿Cuáles son los efectos del café?
- ¿Cómo afecta la cafeína al cerebro?
- ¿Por qué un niño no debe tomar café?
A pesar de que el café tiene múltiples propiedades beneficiosas con un consumo controlado en la etapa adulta, beberlo durante la infancia puede derivar en trastornos del sueño y vulnerabilidad de cara a adicciones futuras.
¿Cuáles son los efectos del café?
Los granos del café son las semillas de la planta cafetera. Es por esto que tienen desde propiedades antioxidantes por sus polifenoles a concentraciones significativas de calcio, magnesio o potasio. La particularidad del café con respecto a otros vegetales que contienen estos nutrientes es la cafeína. Esta molécula pertenece a la familia de las metilxantinas entre las que se encuentra también la teofilina en el té y la teobromina en el chocolate.
El primer efecto del café ☕ en el cuerpo viene de la mano de su acidez. Esta sustancia va a debilitar nuestro esmalte dental y, una vez llega al estómago, va a irritar la mucosa gástrica provocando más riesgo de ardor de estómago. 🔥
Al infusionar los granos de café en agua, logramos extraer estas propiedades al líquido de forma que serán absorbidas en nuestro intestino delgado. Allí la cafeína, los polifenoles, las vitaminas y otros nutrientes del café pasan al torrente sanguíneo y gracias a los latidos del corazón llegarán a todo el cuerpo, incluido el cerebro. 🧠
El café está asociado tanto a beneficios para la salud como a perjuicios y ambas cuestiones están relacionadas con la cafeína.
¿Cómo afecta la cafeína al cerebro?
La adenosina es una sustancia que nuestro cerebro produce a lo largo del día. Podríamos decir que forma parte de los residuos que produce la actividad mental. Cuantas más horas permanecemos despiertos más adenosina producimos y, a pesar de ser considerada un desecho, tiene una función determinante en la conciliación del sueño. 😴
Cuando la adenosina se une a los receptores adecuados se produce un efecto sedante que, acompañado de la producción de melatonina, nos hace dormir.
Curiosamente las moléculas de adenosina y de cafeína son tan parecidas que esos receptores del cerebro no saben distinguirlas. Cuando bebemos café y la cafeína pasa del torrente sanguíneo al cerebro, esta se une a los receptores de adenosina y los bloquea. De esta forma inhibe la sedación que induce el sueño.
Además, cuando la cafeína se une a estos receptores libera dosis de dopamina que producen placer en el cerebro. Acompañando a esta liberación de dopamina se activan rutas vinculadas al estrés y a estados de alerta. Se elevan las pulsaciones, se libera adrenalina y de ahí esa típica sensación de activación del café. Es por esto que la cafeína no nos despierta más de lo que ya estamos, simplemente impide que nos durmamos y nos estresa. 😖
¿Por qué un niño no debe tomar café?
Debido a la naturaleza de la cafeína y sus efectos sobre la producción de dopamina, esta es considerada una droga, es decir, una sustancia con efectos psicoactivos y estimulantes.
Cuando tomamos café se produce una sensación de placer asociada a la liberación de dopamina que es adictiva. Además, es muy fácil que se genere tolerancia y, por lo tanto, que cada vez se necesite más cantidad de café para un mismo efecto.
Cuando todos los receptores de adenosina están bloqueados con cafeína, el cerebro genera más receptores para que la adenosina pueda unirse a alguno y cumplir la función de dormirnos. Cuantos más receptores nuevos genera el cerebro más cantidad de café necesitamos para cubrirlos todos y obtener un efecto satisfactorio.
Cuando se adquiere tolerancia, mucha gente es capaz de dormir a pesar de tomar café, pero la calidad del sueño es pobre ya que, aún dormidos, la cafeína sigue provocando la liberación de adrenalina y sustancias estresoras en el organismo que no permiten un descanso profundo y reparador.
Proteger el desarrollo del cerebro de los niños es fundamental para su salud en el presente y en el futuro. Unos hábitos de luz y descanso apropiados derivaran en unos mecanismos cerebrales que permitan un sueño adecuado y saludable. 🛌🏼
Si dejamos interferir a la cafeína en el cerebro a edades tempranas, podemos entorpecer el correcto desarrollo de esos mecanismos de inducción del sueño, por no hablar de aumentar la vulnerabilidad a caer en futuras adicciones, ya que estaríamos reforzando un sistema dopaminérgico que en el futuro podría hacer a tu hijo más susceptible a consumir otras drogas de abuso.
Es importante entender que, aunque el sabor amargo del café no es atractivo para muchos niños y adolescentes, el dulzor de refrescos como la Coca-cola, 🥤 el Nestea o bebidas energéticas sí lo son. Por suerte, muchas de estas bebidas cuentan con versiones zero zero (sin azúcares ni cafeína) que podrían ser apropiadas para el consumo eventual en un menor de edad. Eso sí, sin pasarse.